No es lo que haces, es lo que eres

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Quién eres importa más que lo que haces. Así de contundente se muestra el informe The Global RepTrak 100: The World’s Most Reputable Companies, elaborado por el Reputation Institute. En el podio de este ranking, que muestra las empresas multinacionales que generan mayor confianza entre los consumidores, se sitúa BMW Group, seguido de Google y Daimler.

Aparecer en esta lista no es una cuestión de poca importancia. El ranking se ha elaborado en base a más de 61.000 entrevistas realizadas a consumidores de 15 países distintos. De la buena o mala reputación de las empresas depende, en gran medida, que los usuarios se decanten por ella o por la competencia a la hora de hacer una compra.

Pero eso no es todo. Puede que nunca lleguemos a consumir productos de BMW, Daimler, Rolex o Apple (excluimos a Google porque si estás leyendo estas líneas en una pantalla es casi imposible que no seas un usuario del gigante de Silicon Valley); sin embargo las admiramos, querríamos trabajar en ellas, las seguimos en las redes sociales, nos gusta estar informados de sus novedades, las recomendamos… Esto es lo que las hace valiosas y las distingue del resto de empresas. Si nos fijamos, el producto llega a ser secundario, lo importante es todo lo que le rodea.

Esta es la conclusión a la que llega el Reputation Institute y que señalábamos anteriormente: quién eres importa más que lo que haces. Según el informe, los dos factores que que afectan directamente a la reputación son el producto y la empresa. Curiosamente, el primero tiene menos peso que la segunda. Es decir, nos fijamos más en el quién que en el qué; elegimos antes un producto por quien lo hace que por sus características.

Podemos aplicar esto a nuestra carrera profesional. Lo que hacemos (nuestro producto, nuestro trabajo final) es muy importante, pero lo es aún más quienes seamos. Quizá deberíamos centrarnos en explotar aquellos aspectos que más nos gustan de las empresas que encabezan esta lista y que asociamos a sus marcas: la innovación, el liderazgo, la capacidad de reinventarse, la cercanía, la buena comunicación, la transparencia

A la hora de construir nuestra marca personal y labrarnos una carrera profesional deberíamos poner los acentos en estas cualidades transversales. A nuestro público (nuestra red de contactos, nuestros empleadores potenciales) le interesa saber qué nos hace diferentes. Así que la próxima vez que reflexiones acerca de tus metas recuerda: no es lo que haces, es lo que eres.

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