Y tú, ¿ya has entrado en la economía colaborativa?

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¿Has compartido alguna vez coche con Blablacar? ¿Y con Uber? ¿Has vendido algo a través de Wallapop? ¿Compras habitualmente en eBay? ¿Ofreces tus mejores creaciones culinarias en Compartoplato? Si has respondido afirmativamente a alguna de estas preguntas, ¡enhorabuena! Has entrado en el mundo de la economía colaborativa. Pero, ¿qué es exactamente esto de economía colaborativa?

Se trata de un sistema económico basado en poner en valor recursos ociosos. O dicho de otro modo, consiste en compartir, vender, alquilar, regalar o comprar aquello que no se está utilizando. Por ejemplo, si planeas hacer un viaje en coche, puedes compartir los asientos restantes del vehículo y sacar rendimiento de unos recursos que, de otro modo, hubiesen quedado en desuso. Esta es la base de toda una serie de nuevos negocios que componen lo que se ha dado en llamar economía colaborativa.

La economía siempre ha sido colaborativa, pero ahora, gracias a las nuevas tecnologías y la implantación masiva de Internet, ya no tiene barreras. Esto ha hecho que lejos de ser algo puntual, la economía colaborativa está transformando el sistema económico global.

Este sistema ha demostrado que es capaz de crear muchísima riqueza (Airbnb está valorada en más de 10.000 millones de dólares, Uber en 40.000, y esto son sólo dos ejemplos), y en un futuro va a generar mucha más. Va a permitir crear nuevos modelos de negocio, ofrece nuevas oportunidades de empleo, más capacidad de producción, abarata costes y precios, permite que los sectores más desfavorecidos puedan acceder a los servicios y, en definitiva, aumenta el nivel de vida.

No obstante, este modelo presenta una serie de discontinuidades. Ofrece grandes oportunidades para aquellos que sepan aprovechar este entorno, y enormes amenazas para los que no sepan adaptarse a él. Y es aquí donde la economía colaborativa encuentra uno de sus grandes escollos: crea una gran inseguridad jurídica y económica.

Pero más allá de estos problemas, cabe plantearse qué mecanismos regulan los nuevos mercados colaborativos. ¿Por qué funciona Airbnb? ¿Por qué confiamos en Blablacar? Por la reputación. Esta es la autoridad digital que regula la nueva economía. La transparencia es la que garantiza nuestra confianza en el sistema; las compañías y usuarios que no ofrecen información quedan apartados del sistema. Esta reputación se crea a través de los comentarios en las diversas plataformas. Según la tendencia actual, en un futuro se van a crear “pasaportes reputacionales” que aglutinen las puntuaciones obtenidas en Blablacar, los comentarios recibidos en Uber, la calificación de eBay o Wallapop, etc.

Por eso los consumidores colaborativos han de estar preocupados por su reputación y marca personal. A fin de cuentas, de ello depende su acceso a los mercados. Así que sólo queda una pregunta: y tú, ¿ya has entrado en la economía colaborativa?

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