La espiral del silencio, o por qué no decimos lo que pensamos

¿Eres de ese tipo de personas que dicen lo que piensan? Si le hacemos esa pregunta a alguien, es muy posible que nos responda con un sí alto y claro. Y lo más seguro es que no nos esté diciendo la verdad.

A todos nosotros nos gusta pensar que somos sinceros y abiertos con respecto a nuestras opiniones. Vivimos en una sociedad supuestamente tolerante que nos permite expresarnos en libertad, así que, ¿por qué no lo íbamos a hacer? Por una razón muy sencilla, por la espiral del silencio.

La teoría de la espiral del silencio fue planteada en la década de los 70 por la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann. Según esta autora, los seres humanos tenemos un sentido cuasi-estadístico (algo así como un sexto sentido) que nos permite medir el clima de opinión pública. Cuando notamos que nuestras opiniones no coinciden con las de la mayoría dentro de un espacio de debate (en nuestra casa, en el trabajo, en el bar con los amigos o en un foro de Internet), nos callamos. Y es que ser minoría asusta, al menos eso asegura Noelle-Neumann, así que mejor permanecer con la boca cerrada.

A grandes rasgos, podemos ver como esto deriva en un círculo vicioso: los medios de comunicación difunden las opiniones dominantes e invisibilizan las disonantes, generando así la famosa espiral del silencio.

Pues bien, según una investigación reciente, en las redes sociales ocurre exactamente lo mismo. O incluso peor; la auto censura es aún mayor. La gente que participó en este estudio se mostraba menos dispuesta a debatir sobre un tema polémico en las redes que cara a cara, y, cumpliendo con las expectativas de Noelle-Neumann, la gran mayoría estaban más dispuestos a opinar en Facebook o Twitter si notaban que la audiencia iba a estar de acuerdo (en el caso de Facebook, este efecto se agudizaba).

Y aún más, los usuarios de las redes sociales estaban menos dispuestos a expresar sus opiniones en un entorno off-line que los que no tenían un perfil en Facebook o Twitter. La conclusión de este estudio es aplastante: al contrario de lo que se piensa, las redes no han creado nuevos foros de debate, o al menos no de una calidad superior a los que ya existían en el “mundo 1.0”. Son meros repetidores de las opiniones dominantes que silencian de forma sistemática a aquellos que tienen puntos de vista contrarios.

¿Ocurrirá lo mismo en la comunidad Step?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *


*